SOBRE EL CEREMONIAL Y LA CONVIVENCIA DE LOS HOMBRES
La cultura y la tradición china representan a la vida como un sendero llamado “tao”, un camino que es transitado por toda creatura desde su nacimiento hasta el día final.
Siempre, desde su íntima esencia, el hombre quiso entenderse y buscó la paz. Lo entendieron así y lo aceptaron los griegos y los romanos.
La Carta de las Naciones Unidas expresa y plasma el sentimiento generalizado de los pueblos del orbe, quienes se proponen: “buscar la paz, sin tomar en cuenta la raza, el sexo, el idioma o la religión”. El pacto de Ginebra consagra que el hombre debe ser siempre respetado.
Ceremonial es buscar el entendimiento. Está profundamente inserto en la vida de los pueblos y de las naciones, refiriéndose siempre a la vida y a la convivencia necesaria para vivir juntos con otros.
El apóstol san Pablo exhorta en su epístola a los romanos: “Adelantaos unos a otros en el respeto mutuo”. Respetarnos a nosotros mismos y respetar a los demás sin mayor análisis que saberlo un igual, es la piedra fundamental que cimenta la columna de la armonía de la convivencia.
A través del ceremonial miramos la vida, siendo amigos unos de los otros, viviendo en comunión con los demás.
La finitud de nuestra existencia terrenal, nuestra vulnerabilidad ante el implacable paso del tiempo que nos empuja a cada instante al día “omega” de nuestra peregrinación en este mundo, nos invita y obliga a nunca realizar cosas hirientes, impropias e indignas a nuestra condición de administradores temporarios de la creación.
El respeto es la base del camino para la convivencia. Convivencia es civilización.
La vida de relación exige a quienes la practican, la observancia de ciertas actitudes, procedimientos y acciones en la vida cotidiana, tendientes a crear comodidad y paz.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
Fundador de la Asociación Argentina de Protocolo
@rubenalbertogavalda
