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PROTOCOLO BRITANICO CON SELLO DE EXCELENCIA


Un carnicero escocés y un sastre londinense figuran en la lista de proveedores oficiales de la Familia Real Británica, una distinción que habla de calidad al momento de llevar adelante un negocio de exportación.


Se trata de un indiscutible sello y característica que “abre puertas“. No todo el mundo puede poner el Escudo de Armas Real en las presentaciones comerciales o en los mismos productos, sólo podrán hacerlo los autorizados que simbolicen excelencia y sean “responsables”, desde un punto de vista ambiental, amén de ejemplares en el trato a sus empleados.


La Garantía Real (Royal Warrant), concedida por la Reina, su esposo o su hijo, el príncipe Carlos, se obtiene después de haber abastecido en bienes o servicios a la monarquía de forma regular durante cinco años.


Se puede perder en cualquier momento, ya que la atribución se revisa cada lustro. El espaldarazo real es un verdadero y eficaz argumento de marketing en el Reino Unido, donde en los últimos años la Familia Real goza de una popularidad récord, como así también en el extranjero, especialmente en Asia.


Sólo 800 empresas pueden colocar el Escudo de las Armas Reales en sus productos y en las tarjetas de visita, por ejemplo Fulton, el fabricante de paraguas preferido de la reina, el marroquinero Ettinger o el sastre Henry Pool, que alardea de ser uno de los últimos en confeccionar “trajes hechos a mano”.


La tradición de estas “garantías” se remonta a la Edad Media pero se desarrolló bajo el reinado de Victoria, la tatarabuela de Isabel IIª. El número de “Royal Warrants” aumentó exponencialmente -pasando de 200 al comienzo del reinado hasta llegar a 2000-, gracias al príncipe consorte Alberto, a quien le debemos, entre otros aportes, la globalización del arbolito de Navidad.


La institución Fortnum and Mason, cita obligada para cualquier aficionado al té y a los dulces en Londres, también ha hecho fructificar su negocio, proponiendo mezclas de té con motivo de los grandes eventos de la realeza (bodas, jubileos o aniversarios). Esta tienda de productos de lujo, goza de la confianza real desde hace más de 150 años y prefiere no revelar las recetas preferidas de la reina Isabel IIª. Se sabe que su marido, el príncipe Felipe, tiene una debilidad: los bombones rellenos de crema de jengibre.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

@ProfesorGavaldá


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