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SEIS PAUTAS RECTORAS PARA SABER CÓMO PRESENTARSE Y CÓMO SALUDAR A LOS DEMÁS



Las presentaciones son una de las normas de cortesía y educación más conocidas. Veamos, ante imprevistos, que conviene tener presente:


1ro. es muy importante retener el nombre del presentado para así, dirigirnos a esa persona por su nombre, en vez de tener que recurrir a hacerlo en modo impersonal. Si no lo retuve es preferible pedir que nos lo repitan, con una sonrisa y una frase amable, como: “perdóneme, no le he entendido bien ¿podría repetírmelo?, gracias”.


2do. tener presente a quién se nombre primero. La forma de hacerlo es muy sencilla: se presenta el inferior al superior, o lo que lo mismo, se nombra primero a la persona de menor categoría presentándola a la de mayor precedencia.


En cuanto al orden de prelación es: se presenta el hombre a la mujer; el joven a la persona mayor; en igualdad de condiciones, el soltero al casado, etc. Para presentar al propio cónyuge se utiliza la expresión: mi marido, mi esposa o bien mi señora esposa. Nunca jamás: “mi mujer”.


Las señoras, entre ellas, se presentan como: “la señora de Gavaldá”, si son solteras, como “Mercedes Castro”. Pero nunca como “señorita Castro”. La presentación de los hermanos se hará por su nombre de pila: “mi hermana Carmina”. En el caso de las hermanas casadas se puede emplear el apellido del marido: “mi hermana, la señora de Gavaldá”.


Una observación: es dable dirigirse a cada persona por su nombre y nunca diciendo: “aquel” o “este”.


3ro. la persona que ha sido presentada a otra, espera a que ésta inicie el saludo formalmente extendiendo la mano diestra, bien sea para estrechársela, o bien si correspondiera el caso para que se le bese.


Al estrechar la mano, el apretón debe ser seguro, sin hacer fuerza excesiva y sin dejar la mano fofa o muerta; dicho con otras palabras debe ser breve y firme, pero no violento. Suele ir acompañado con la reiteración del nombre y apellido o con una frase amable, ¡bienvenido!, y una sonrisa.


Si se saludan dos parejas, las señoras se saludan primero y, después los caballeros, para posteriormente proceder al intercambio de saludos entre caballeros y señoras.


El besamanos continua siendo una manifestación de deferencia y cortesía y, aunque cada vez está más extendido efectuar el saludo con un estrechamiento de manos, hay que saber utilizarlo y cuándo hacerlo; para ello es conviene tener en cuenta los siguientes detalles: esperar a que sea la mujer quien inicie el gesto de adelantar la mano, que situará a media altura para que la tomemos; se hace el gesto de besar la mano, naturalmente sin besarla, con la correspondiente inclinación, puramente insinuada, ya que se sube la mano de la señora hasta la altura que sea necesaria; solo se besa la mano en lugares cerrados y a señoras casadas; no se besa la mano a una señora que lleve puestos sus guantes; nunca se besa una mano a través de un mueble, una mesa por ejemplo.


4to. a la hora de las presentaciones, si una de las personas que va ser presentada está sentada y es varón, se incorporará o tratará de pararse siempre; las mujeres continuarán sentadas si ya lo estaban, cuando reciban el saludo de alguien a quien ya conocen y que a su vez sea de menor precedencia que ellas.


5to. ¿qué decir en estos momentos? conviene siempre estar preparado para iniciar una conversación por muy superficial que parezca: las circunstancias generales del motivo que ha provocado el encuentro, algún acontecimiento de interés que haya sido actualidad esos días, deportes, etc.


6to. ¿qué hacer si se acerca un tercero?, no hay que forzar las presentaciones. Por eso, si estamos con una persona, y nos detenemos o adelantamos para saludar a un tercero, no es preciso hacer presentaciones salvo que se prolongue la conversación, ya que entonces la situación de la persona que nos acompaña empieza a ser incómoda. En cambio, si nos aborda un tercero cuando acompañamos a alguien, es preciso tener con ese tercero la atención de presentarlo a nuestro acompañante y, si se prolonga su saludo, no prescindir de él sino incorporarlo a la conversación que teníamos y hasta que se despida por su propia iniciativa.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

@ProfesorGavalda

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