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SOBRE EL PAÑUELO


Ciertos elementos de uso social encuentran su origen en la historia, en el ápice de la practicidad. De hecho el ceremonial y el protocolo se fundan y sustentan en el uso fácil de las cosas cotidianas de la vida fáctica.


Walter Rauf, el sastre de la corte del rey Ricardo IIº de Inglaterra, es el padre putativo del pañuelo; su padre intelectual es el mismo monarca inglés Ricardo de Burdeos. El Rey era alto, bien parecido e inteligente, quien criado en Francia, imprimió en su corte un ambiente culto y refinado, siendo mecenas del arte en particular y propagador de la cultura en general.


Gran observador de los modismos y costumbres sostenidos por las personas hasta entonces (s. XIV), modificó la forma de higiene y limpieza de la nariz y de la boca al comer, reemplazando las mangas de las camisas que solían utilizarse a tal fin, por pequeños trozos de tela para sonarse y limpiarse las ñatas Nacía así el pañuelo, que guardado bajo sus mangas, daría a la cortesanía una nueva moda que imitada por los cortesanos se diseminó y adoptó progresivamente por mas individuos.


El pañuelo debe ser de tela noble, descartables de papel ocasionalmente utilizados no son recomendados en la etiqueta de quien se precie con cierto señorío. El caballero llevará al menos dos: uno para su uso personal y otro para ofrecer a una dama o persona que eventualmente lo necesite, por ejemplo, ante una lastimadura.


Este con el paso del tiempo derivó en el “pocket square” (pañuelo de bolsillo), un tercer pañuelo que podrá utilizarlo el hombre en el bolsillo exterior de los sacos o chaquetas, con precaución y poniendo cuidado en la forma de su dobleces, estos comunican mensajes de estados, como ejemplo señalo: el pañuelo recto es propio de los casados, debiendo asomar no más de 3 cm. La forma “casual” depende mayormente de la inventiva y creatividad masculina, mientras que la llevarlo en forma de pico (uno, dos o tres) dan la idea de un hombre soltero en plan de seducción. Llevarlo en tres picos es propio de ciertos miembros con grado en algunas asociaciones discretas.


Las opciones para combinar correctamente el “pocket square” son infinitas dependiendo de los colores, el “outfit” completo, las texturas y sobre todo de la personalidad de la etiqueta que desea portar. Básicamente puede combinar con la corbata o la camisa. La tendencia de combinar los tonos, el estampado o el estilo de la corbata con el pañuelo de bolsillo se impone con fuerza.


La dama, por su parte, utiliza uno pequeño y pleno de gracia en sus vainillas, encajes, bordados y afines. De un uso discreto y desapercibido. La característica de cada pañuelo deja ver la personalidad de su propietario. Hasta dejos de perfumes anidan entre sus hilos. Este práctico y complementario elemento es símbolo de sobriedad y elegancia.


El pañuelo luego de ser utilizado para higienizarse la nariz, no debe ser revisado posteriormente, por el contrario debe ser guardado casi sin mirarlo y doblado con gracioso disimulo sin pretender dejarlo como estaba antes; luego e inmediatamente se arriba al hogar debe ser puesto a lavar.


En los pañuelos ni en las servilletas de mesa debe colocarse anagrama o monograma alguno. No es adecuado estampar allí tal impronta, porque básicamente recibirán mucosidades y demás. Nada más impropio. Y hablando de “sonarse” la nariz, debe procederse de un orificio nasal por vez, no ambos juntos porque podrían romperse los vasos sanguíneos ante tal brusquedad.


Nos hemos extendido demasiado en esta reflexión sin quererlo, dejaremos para otro momento el hablar de otros pañuelos.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro.

Presidente del Instituto CAECBA

@ProfesorGavalda


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