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EL CELESTE DE NUESTRA BANDERA (I parte)

  • Foto del escritor: Instituto CAECBA
    Instituto CAECBA
  • 3 nov
  • 3 Min. de lectura

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Los argentinos hemos tenido durante muchas décadas intestinas controversias sobre el color de nuestro Pabellón.


Llamamos celeste al tono claro de azul de modo de quedar bien con cada legislación: la que la consagraba celeste en 1816 (Bandera menor) y la que la consagraba azul en 1818 (Bandera mayor: con sol).


En un momento llego a denominarse a ese color indefinido “azul celeste” o “celeste azulado” como cerúleo vocablo proveniente del adjetivo inglés “cerulean” que significa el “color del cielo”.


De un modo u otro celeste y blanca es más frecuentemente dicho que azul y blanca al referirnos a la Bandera. Más allá de esta definición, se ha debatido desde 1812 cuál sería el tono exacto de ese celeste o azul claro.


Acerca de la elección de los colores se han formulado multiplicidad de hipótesis. La sola enumeración de éstas -fuera del espacio que una explicación adecuada requeriría-, demuestra cómo la incertidumbre persistió en cuanto al intento de atribuir a una sola persona o a determinado episodio, la originalidad de la iniciativa.


Las diversas hipótesis referidas por los historiadores son más de una docena. Iré compartiendo con Usted, estimado lector, las diversas hipótesis. Las que han persistido hasta el año 2010, ya que desde entonces la Autoridad ha definido el tono exacto del celeste. Pero ese será el broche de estos pensamientos que hoy iniciamos.


Antes de ello, primero lo primero. Hoy cinco primeras “razones” de la procedencia de los colores de la Bandera Nacional:


1) del sentimiento religioso: los colores celeste y blanco figuran en e1 manto de la Virgen María. Belgrano rindió culto a la Virgen de Luján; bajo cuya advocación se inició el Consulado de Buenos Aires.


2) del tradicionalismo local: El escudo de la Ciudad de Buenos Aires: Ambos colores tienen su antecedente en la Colonia. El color celeste figura en los cuarteles de los escudos de México (1523), Perú (1537), Bogotá (1548), Chile (1552), etc. En el de Buenos Aires; fijado por el gobernador Jacinto de Cariz el 5 de noviembre de 1649, los colores cielo y plata -es decir celeste y blanco- aparecen con el emblema del Espíritu Santo y el puerto. Los dos barcos fueron agregados en 1810.


3) de la insignia de la Orden de Carlos III: Orden Dinástica creada por el Rey en conmemoración de la concepción y nacimiento de su heredero. Orden que tiene como Patrona a la Inmaculada Concepción con su manto celeste y blanco. Estos colores también figuraron, como insignia de la soberanía castellana y aragonesa, en la banda de los Reyes Católicos. Los partidarios de Fernando VII y la Junta Gubernativa los emplearon en oposición al rojo de los partidarios de José Bonaparte.


4) de la insignia del Consulado: la bandera izada al frente del Consulado -instalado en Buenos Aires el 2 de junio de 1794- ostentaba los colores celeste y blanco, los mismos del manto de la Virgen, protectora de la Corporación. A cardo del consulado estuvo el Dr. Manuel Belgrano.


5) del distintivo patriota utilizado durante las invasiones inglesas: fue el celeste el color de los moños, lazos y cintas que utilizaron desde el 14 de julio de 1800 para reconocerse entre ellos. Lo usaron en los ojales del chaleco o la casaca.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

Académico Presidente de la Academia Belgraniana de la República Argentina


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