GALA: UN CONCEPTO DESTINADO AL OLVIDO
Desde hace tiempo asistimos a una recurrente e improcedente categorización de gala para denominar a reuniones organizadas por diversas corporaciones, privadas y del estado, que de “gala” no tienen nada.
Las acepciones de la palabra “gala” hablan en primer lugar de un vestuario lujoso (*). Pues bien ya casi no se utiliza tales prendas, los hombres no tan solo no tienen en su ropero un frac sino que tampoco han tenido conocimiento de su remota existencia. Con suerte los caballeros asisten a estas reuniones con una etiqueta suplicada, es decir, supliendo el smoking con un traje negro, recto de tres botones, camisa blanca y zapatos lustrados y acordonados. Y me atrevo a decir que ni a esta posibilidad llegamos últimamente.
En segunda instancia “gala” define también a una ceremonia o reunión solemne. Nada más alejado de la realidad. La “democratización” de las expresiones sociales ha afectado gravemente a los eventos, simplificándolos al extremo. Si transitar por una alfombra roja es solemnidad, estamos en una situación grave.
“Gala” define también a un espectáculo de carácter excepcional en todas sus formas y alcances. Ninguna de estas tres acepciones sucede, lamentablemente.
Entonces ¿por qué insistir en un concepto que en nada cumple la razón de tal? ¿Será que no encontramos sinónimos?, sea cual fuera la razón, sugiero humildemente abandonar la categorización de “gala” para aquellas reuniones simplificadas, con decoración impropia, minuta altisonante pero inconsistente (culinariamente hablando), de una etiqueta sin muchas pretensiones, carente garbo y presencia.
Utilicemos la expresión “oficial”: comida oficial, baile oficial, recepción oficial, como la mas ceñida a la realidad que nos toca vivir históricamente.
(*) La fotografía que ilustra este pensamiento, muestra a la señora María Eva Duarte de Perón vestida de gala por Christian Dior.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
www.caecba.com @ProfesorGavalda
Comments