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LA COMUNICACIÓN ESCRITA


En los últimos lustros se ha ido perdiendo la práctica de relacionarse por escrito, especialmente entre las personas unidas por lazos de amistad o de familia. Desgraciadamente va quedando en el olvido y, por lo corriente, la excusa que se suele dar es que “no hay tiempo”.


Hay que esforzarse por mantener el hábito de escribir en soporte papel; porque, una vez adquirida cierta soltura y practica, es gratificante tanto para el que lo hace como para el que lo recibe. Todos tenemos experiencia en la ilusión con que recibimos noticias escritas de parientes, amigos y compañeros. Por otra parte hay detalles y matices, que son imposibles de transmitir en una conversación telefónica o por cualquier medio virtual o de la vía celular.


A todo el mundo le gusta que lo recuerden y lo hagan objeto de atenciones; por otra parte, una comunicación escrita además de ser leída con poca inversión de tiempo, cuando y como le convenga, deja un testimonio del trato mantenido; cosa muy distinta de las llamadas telefónicas, las que también cada día escasean mas.


Un axioma: toda comunicación recibida se contesta por la misma vía como fue originada, aunque sea con un simple acuse de recibo. Es decir a algo impreso corresponde otro papel, por consiguiente si me invitan a un evento mediante tarjetón si no puedo ir adelanto mi escusa con una llamada telefónica e inmediatamente después con una esquela de disculpas.


Dentro de nuestros hábitos debemos procurar que no pase excesivo tiempo sin contestar una comunicación, particularmente si es de un amigo o persona querida.


Ahora bien, mantener contactos por escrito exige un mínimo de organización, tanto para saber a quien se debe escribir y cuando, como el motivo por el que debe hacerse, y recordar si ya lo hemos hecho, lo que dijimos en otro escrito. Esa organización debe llevarla cada uno según le resulte más cómodo y eficaz.


Algunas sugerencias: una agenda: en la que figure la fecha en que debemos ponernos a escribir para que llegue ese escrito a su debido tiempo, así como el día en que se cumple el acontecimiento con –y esto es lo importante- una brevísima anotación recordatorio del mismo; una lista de direcciones y teléfonos: que convendrá tenerla actualizada y en diversos soportes; por ultimo un fichero o carpeta aparte: para guardar la correspondencia mantenida con personas o empresas: sus cartas y copia de la nuestra.


Los principales documentos personales que debemos tener son: tarjetas de cortesía, esquelas, cartas y currículum vitae, como así también –en algunos casos- tarjetones de invitación proforma.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

www.caecba.com

@ProfesorGavalda


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