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LA HISTORIA DEL PAN DULCE


Mi abuela paterna doña Elba Alcira Doncil de Saillans, esposa de mi abuelo el conde don Enrique II José de Gavaldá contaba a sus nietos al momento de trozar el pan dulce de cada Nochebuena (luego de las doce campanadas, rito que seguimos conservando por cierto) una leyenda sobre el origen del pan dulce. La historia la había escuchado de mi bisabuela nacida en Alemania doña Silvania von Wiedemann y ésta de sus padres.


La leyenda difundida en Europa cuenta que el pan dulce nació en la corte del duque Ludovico Sforza de Milán en un fausto de celebración de Nochebuena cuando el Señor decidió celebrar la Navidad con una gran cena, con innumerables manjares, como era costumbre en su corte con la presencia de invitados nobles de las ciudades vecinas.


Su Maestro Cocinero olvidó sacar el postre del horno a tiempo y perdió la preparación. Pero afortunadamente un ayudante de cocina llamado Antonio (Toni) llevado por la melancolía que sentía por su lejano hogar en la Lombardía decidió preparar simultáneamente con los platillos de los Señores un pan especial para llevarse luego a su casa, un pan como los que hacía su madre en víspera de Navidad. Un pan dulce para el cual no pudo contar con todos los ingredientes necesarios, por lo que tuvo que contentarse con las sobras del cocinero mayor.


Ante la desesperación del cocinero, Toni le propuso presentar su “pan dulce” como postre. Al primer golpe de vista, el experimentado cocinero advirtió la elegancia de su forma cilíndrica y se convenció que su delicioso perfume era el anuncio de un primoroso sabor.


Toni se ocupó personalmente de dividir el curioso manjar en rebanadas y las dispuso con arte en bandejas de plata. Grande fue la sorpresa del Duque y sus invitados al ver la exótica vianda, adornada con frutas confitadas y desprendiendo un halagüeño perfume. Comenzaron instintivamente a aplaudir; un instante después, su delicado sabor les había conquistado el paladar. ¡Éxito total!


El duque mandó llamar ante su presencia al autor de esa obra maravillosa. Para asombro de todos no apareció el afamado maestro, sino un tímido ayudante de cocina. - ¿Cuál es tu nombre? - Me llamo Toni...- ¡Muy bien!, ¿Cómo se llama el manjar que nos has preparado? – No tiene nombre Señor…- Entonces éste será ahora el Pane-di-Toni (el pan de Toni) el que con los siglos es conocido como Pannettone.


Si bien la historia es muy simpática, la verdad es que desde antes de la Navidad los romanos preparaban un pan especial conteniendo diversos ingredientes, todos cuanto podían, lo llevaban al fuego y lo compartían luego en común como presagio y anhelo de que la abundancia regresará luego con el sol.


El trigo significa el don de la vida y representa la inmortalidad, por eso en Navidad lo compartimos siempre, sea artesanal milanés o industrial, en la mesa de los ricos o de los pobres está presente. Trigo que representa al mundo (Mateo 13:38), mundo por el cual Dios envió a su Hijo amado para redimirlo y salvarlo.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

www.caecba.com

@ProfesorGavalda


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