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NECESITAMOS ACTOS CREATIVOS QUE RESPETEN LA TRADICIÓN DEL CEREMONIAL


En ceremonial y protocolo definimos a los actos creativos como aquellos que se presentan con un formato original y diferente del habitual. Resultan novedosos porque el profesional que los organiza los envuelve con una apariencia distinta y, por eso, reclaman la atención del público, lo sorprende y consigue persuadirlo y seducirlo.


Las reuniones creativas utilizan sistemas de comunicación flexibles y se apartan de los sistemas de pensamiento habitual, estableciendo relaciones bajo ángulos nuevos y detectando, con sensibilidad, aspectos ignorados hasta el momento.


Son expresivos porque expresan mucho o de manera eficaz, con viveza y exactitud y se comprenden bien, aún cuando utilizan códigos pocos habituales.


Partimos de la necesidad de la imbricación de estos términos: creatividad y protocolo y de que las cualidades de los profesionales creativos se plasmen en los actos. Pero… ¿para qué necesitamos actos creativos?


De la misma manera que todos provocamos una impresión, positiva o negativa (aún sin ser conscientes de ello), la imagen de las organizaciones y empresas se transmite de forma inevitable, de manera que la construcción y proyección de la imagen es una labor comunicativa que los profesionales deben afrontar desde dos vertientes:


1) Interna: mediante la suma del trabajo de los diferentes departamentos que se encargan de la comunicación.


2) Externa: utilizando los medios de comunicación, grandes altavoces de difusión omnipresentes.

Observar el protocolo como herramienta para el diseño de un perfil positivo supone compartir logros con quienes trabajan en la construcción de la imagen corporativa, que adquirirá las dimensiones deseables en función del tiempo y el esfuerzo que los profesionales, en conjunto, empleen en su confección.


Los actos protocolarios son referencias para incidir en las impresiones que los demás se crean de la corporación: la presentación de invitaciones, los informes escritos, la expresión, etc.


Cualquier detalle, por mínimo que sea, contribuye a nuestro objetivo. Conviene destacar que, en el ámbito empresarial, la percepción de la entidad mejora siempre que existe un cliente satisfecho. Por este motivo, la principal inversión en imagen se consigue logrando la excelencia en el producto o en los servicios que ofrece la marca, que, en la medida de lo posible, han tener presencia en los actos.


El planteamiento creativo permite encontrar la solución más adecuada, de entre todas las opciones posibles, en cada situación concreta.


La creatividad permite tomar conciencia de la importancia de la imagen y mejorarla, transformado, si fuera necesario, los paradigmas de una corporación para que sean incorporados unos nuevos con el paso del tiempo si no satisfacen los actuales.


Las organizaciones necesitan diseñar estrategias creativas para mejorar su proyección pública e incidir en las actitudes y en los valores de su público potencial.


En este sentido, el protocolo se configura como algo más que el marketing o la publicidad, al convertir al público en protagonista de la acción social y hacerlo participe de los eventos, mejorando sus relaciones y su peso comunitario.


El efecto positivo que proyectan los eventos sobre los empleados de la organización, por ejemplo, hace que aumente su confianza en el proyecto del que participan.


En cualquier caso, la imagen aparece como referente en el universo del ceremonial y el protocolo definiendo el diseño de los actos, en función del aspecto que más interese destacar en cada momento: los eventos responden siempre a la intencionalidad de la imagen.


Pero, ¿de qué factores depende o sobre qué factores tiene que trabajar el profesional para crear una imagen atractiva?


La imagen no es un reflejo fiel y automático de lo que hacemos – dando por supuesto, además, que no siempre hacemos lo que pensamos o lo que creemos hacer-.


Los mecanismos que forman la imagen van más allá de lo intelectual –racionalizado y consciente- y se sustentan en emotividades, en sensaciones de agrado o desagrado, de atractivo o de indiferencia, vinculadas a referencias simbólicas del entorno cultural.


Si la imagen se sustenta en las emociones, la aplicación de la creatividad al mundo del ceremonial y el protocolo debe servirnos para rescatarlas y promoverlas en los eventos que organicemos.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

Miembro Fundador de la Asociación Argentina de Protocolo


@rubenalbertogavalda


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