SOBRE LA INNECESARIA REDUNDANCIA DE SÍMBOLOS EN LOS DISPOSITIVOS PROTOCOLARES
Todos sabemos que la Bandera Nacional es una sola y también sabemos que un acto de carácter oficial, es decir: realizado con ese espíritu y finalidad, requiere ser presidido por el único Pabellón que cobija a todos por igual.
Si esa es la premisa protocolar invariable ¿Qué necesidad hay de emplazar reiteradamente el Símbolo? Sinceramente… ¡no lo comprendo! O será que es pura “escenografía protocolar” como tantas veces vemos recurrentemente copiado de un acto a otro, sin fundamento y sin razón de ser.
El Pabellón tiene dos expresiones estéticas: una simple, pero no por ello deja de ser solemne y significativa, que es cuanto tremola en un mástil; otra cuando se “viste” de gala para presidir una ceremonia. Como nosotros cuando asistimos a una fiesta y elegimos una estética de mayor expresión, si se me permite la osadía de la aclaración, pero es así argumentado para una mejor comprensión. Sea cual fuere, una instancia no excluye, ni complementa la otra, es decir o está presente en un mástil o está emplazada en un pie, como vemos en esta imagen ilustrativa.
Una versión o la otra pero ambas simultáneamente no tienen sentido protocolar alguno, más, desvirtúa el símbolo mismo al multiplicarlo innecesaria e improcedentemente. Y qué decir si la repetición está, encima, mal dispuesta en el orden de ubicación, o está a la derecha o a la izquierda, pónganse de acuerdo ¡por Dios y la Patria!
Y pensar que bregan por licenciar a personas en ceremonial y protocolo cuando aún no se aprende el ABC de la profesión. Más papeles pintados de pretenciosa “jerarquía” académica solo por la novedad y la facturación.
Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro
Presidente del Instituto CAECBA
www.caecba.com
@ProfesorGavalda
