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LA REINA DE FRANCIA Y EL CHOCOLATE. LA SEÑORA QUE SUMÓ EL CHOCOLATE AL CAFÉ FINAL DE LAS COMIDAS.


El chocolate llegó a Francia a principios del 1600 de la mano de Ana de Austria. La reina consorte de Francia y de Navarra lo fue por su matrimonio con Luis XIII. Por su parte María Teresa de Austria utilizó el chocolate como antidepresivo para su esposo el rey Luis XIV, quien sufría de una pronunciada melancolía. Pero es recién en el siglo XVIII cuando el chocolate se convierte en un sabroso y popular hábito en Francia.


El chocolate era considerado no sólo una deliciosa comida, sino también una verdadera medicina de muchas cualidades curativas. La idea de Thomas Jefferson de que el chocolate tiene propiedades reparadoras y calmantes fue compartida por muchos de sus contemporáneos, como Benjamin Franklin, el Marqués de Sade, Madame du Barry y George Washington.


En ese momento, el chocolate era sin embargo muy caro, por lo que su consumo se había convertido en un símbolo de estatus frecuente entre las clases altas. Entre los más grandes admiradores y consumidores de ésta deliciosa bebida se encontraba María Antonieta.


De los recuerdos de la Reina sabemos con certeza que solía tomar el desayuno en la cama con una taza de chocolate caliente preparado de acuerdo con una receta muy especial creada especialmente para ella por su “Maître Chocolatier”. La historia cuenta que la futura reina en el momento de su salida de Viena hacia la corte francesa había querido llevar consigo a su maestro chocolatero personal, quien una vez llegado a Versalles el Rey Bien Amado le confirió el título de "Maestro Chocolatero de la Reina".


De su genio culinario nacieron muchas variaciones de la famosa bebida que amaba la Reina, recetas que a menudo enriqueció con azahar o almendras: la lista de ingredientes inusuales incluyeron hasta un toque de ámbar gris. Un grupo de ingredientes particulares, costosos y casi imposible de encontrar hoy en día, si no en un lujoso y sofisticado restaurante parisino.


Comparto con Ustedes la receta que me trasmitiera mi abuela paterna doña Elba Alcira Doncil de Saillans de Gavaldá y Dupont (*) que supo preparar y compartirlo en algún momento con sus nietos y que llamada “el secreto del verdadero chocolate de la Reina”.


"Derretir 100 g de chocolate negro al 70%. En una cacerola verter el chocolate fundido, sumar leche de almendras y azúcar hasta obtener la consistencia deseada. A continuación, añadir las semillas de una vaina de vainilla, y finalmente (si tienes la suerte de encontrarlo) una pequeña pizca de ámbar gris". La receta puede enriquecerse con un toque de crema batida fresca y ¡voilá!.


(*) XXXV condesa consorte de Toulouse-Gévaudan


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

@ProfesorGavalda


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