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YERROS PROTOCOLARES EN LOS DISPOSITIVOS OFICIALES 3ra. parte


Cuando el extremo de la simplicidad es contrario al mensaje que se quiere dar. Parece increíble, estimado lector, pero es así. No estoy tipificando personas ni mucho menos descuidando el don de gente de cada cual y su hermosura interior, solo me refiero a la implacable apariencia.


Concurrir a un encuentro con otros significa pensar ¿Quién soy? ¿a dónde voy? ¿con quién voy? ¿para qué voy? ¿a qué hora voy? más en este caso puntual donde la Primera Dama no asiste por si sola sino que además de ello lo hace representando a las demás señoras y compatriotas, de allí su tratamiento honorífico, es primera entre muchas otras damas y en vista de esta alta responsabilidad y representación debe actuar en los espacios públicos y sociales u oficiales a donde concurra de forma correcta y asertiva. Es como analizar a la Señora de Macri, no la señora Awada solamente. Ella está allí porque su Esposo, electo por el pueblo, la elevó a tal honor.


Volviendo a su estética, apelar a tan despojado “look” trasciende no su personalidad, que la tiene y es muy válida y respetada, sino la mujer argentina; es su principal embajadora.


La documentación del hecho trasciende las fronteras nacionales, dejando un mensaje equívoco manifestado con su total desnudez de maquillaje, peinado y accesorios. Y no estoy diciendo de ponerse más de lo que corresponde, sino lo justo y adecuado. Recordemos que la indumentaria, accesorios y demás aumentan en importancia como aumentan las horas del día. Esa es la mediatriz.


Entonces ¿Qué hubiera sido lo aconsejable? Pues que luciera unos aros pequeños al menos (si hubieran sido de rodocrosita mejor aún por ser la piedra nacional argentina), un peinado recogido, simple pero no la clásica y diaria coleta (cola de caballo); tan simple como ello y tan diferente al mismo tiempo.


Estar completamente despojada es un mensaje inexacto, es como no haber querido agradar a su invitada, como no haberle dado importancia. Imaginen la situación y comentarios si hubiera sido al revés, la reina Margarita despojada, no representaría a la Corona y mucho menos al pueblo danés.


Si Ustedes o yo somos invitados a un casamiento o evento similar, no viene inmediatamente a nuestra mente el famoso ¿Qué me pongo? ¿Cómo voy? articulamos recursos de donde sea, nos cuidamos y cuidamos al otro agradándole con nuestra presencia distinta de la todos los días y expresada lo mejor que se pueda dentro de nuestras posibilidades, roles, edades y demás. Para reflexionar ¿no les parece?.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

@ProfesorGavalda


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