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LA BANDERA NACIONAL NO DEBE SER UTILIZADA PARA ORNAMENTAR UN ACTO.



Llegan diferentes inquietudes de diversas partes del territorio nacional, donde tanto docentes como padres elevan a mi conocimiento dudas, consultas y hasta indignación por la vivencia en torno al protocolo de los Emblemas Nacionales.


Claro ejemplo es la ilustración que acompaña el pensamiento de la fecha. Pabellones invitados a un acto escolar conmemorativo quedaron como simples espectadoras, relegadas a “engalanar” los balcones del recinto. Más, las mismas no escoltaron el retiro de la Bandera Nacional anfitriona, lo que es peor aún.


El colmo radica en que quienes las sostienen, sus abanderados, tomaron asiento. Inaudito, improcedente y falto de todo civismo y principio decoroso.


Insisto: las Banderas no deben ser convocadas a un acto tan solo para que sean un simple y mero elemento alegórico de argentinidad. Mal el organizador y mal la autoridad que lo permitió.


Si en un acto queremos dar un marco patrio, hay símbolos menores que así lo testifican y evidencian, enumero algunos: la flor de ceibo; ponchos, escarapelas, banderas de ornato (es decir sin el sol patrio en el centro), simples paños celestes y blancos, guardas pampas, hasta tomar mate que es la infusión nacional.


Es pavorosa la poca creatividad que albergan los organizadores de los actos escolares. Que contradicción grave es enseñar decoro y respeto a los Símbolos Patrios en las aulas y luego en los actos hacer todo lo contrario.


Recuerdo a los educadores que leen este humilde pensamiento la máxima del protocolo escolar pretérito que aconsejaba: los colores patrios deban colocarse a una altura no superior a la moharra de la Bandera cuando esta está en cuja.


Multiplicar la presencia del Símbolo en un mismo acto distorsiona el significado mismo de su presencia. Los dispositivos protocolares que se adoptan deben ser lo suficientemente bien articulados para exaltar el patriotismo a través de los símbolos, los que deben estar necesaria, debida y adecuadamente tratados.


La Bandera Nacional ingresa en última instancia en un acto, luego de las autoridades porque es ella quien representa a toda la República; es la instancia más importante del acontecimiento. Cuando está permanentemente en un pie el proceder protocolar debe ser estratégicamente pautado y cauto.


Si hay abanderados tendremos la posibilidad de destacar su supremacía con un ingreso y egreso adecuado, con la música correspondiente, aplausos y ubicándose en el lugar preferencial de honor. Por ende no comprendo cómo puede optarse por la peor solución si contaban con ellos.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

Presidente del Instituto CAECBA

www.caecba.com

@ProfesorGavalda


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