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¿QUÉ RESULTA MAS DIFICIL DE INCORPORAR EN EL MUNDO DEL CEREMONIAL?


¿LA FORMALIDAD ES UN REQUERIMIENTO VITAL PARA ASCENDER SOCIALMENTE O PROFESIONALMENTE?



Seguramente el desafío más difícil que enfrentamos, sea el de tener naturalidad; naturalidad que debemos sentir y expresar en nuestro correcto modo y manera de relacionarnos con los demás. Los principios del ceremonial y el protocolo deben hacerse carne en cada uno; es difícil… pero no imposible. Es un trabajo individual que parte del hábito, pasa por la costumbre y se plasma luego y finalmente en los ritos sociales que cada día celebramos.


Una persona que siente, vive y practica el estilo de vida que emana el ceremonial, es una persona sencilla, ubicada, asertiva y sobre todo natural. Todo lo artificial y rígido en sus expresiones es contrario a todo lo bello que el ceremonial propone.


Respecto al otro tema, quiero sostener que en la vida no se trata de ascender o escalar sin medidas y a cualquier precio, sino por el contrario la propuesta es: superarse día a día. Tenemos internamente un motor superador de nuestra realidad. El ceremonial y el protocolo están hondamente apegados a la concepción superadora de la existencia.


Obviamente el que vive y practica el ceremonial y el protocolo siempre, con naturalidad, en lo sencillo y en lo complejo de cada situación, adquiere una sana diferenciación que lo distingue de los demás. El individuo cordial y correcto se diferenciará sanamente de los demás por una obsequiosidad que lo singulariza. Somos seres normales, o por lo menos así nos gusta que nos llamen, por ende debemos ajustarnos a las normas de convivencia; somos personas formales, porque le damos forma a nuestra vida de relación y comunicación. No podemos escapar de ello, aunque no nos guste definirla así.


El ceremonial vive y se nutre en la concepción superadora de la vida; existencia y trascendencia que tiene un sentido y que cada uno debe descubrir en el caminar por su sendero de la vida. No son los puestos, cargos o profesiones quienes jerarquizan a las personas, sino por el contrario es el hombre el que jerarquiza cada cosa que hace. Por ello al día de hoy se escribe y se dice "señor doctor" y no "doctor señor", porque señor se nace y doctor se hace.


Prof. Rubén Alberto Gavaldá y Castro

@ProfesorGavalda

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